El procedimiento de reanálisis de las muestras congeladas de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 vuelve a destapar trampas y conductas de dopaje de numerosos deportistas.
Los deportistas que infringen la normativa antidopaje son inhabilitados y alejados de la competición durante el periodo establecido de sanción. Este tiempo es importante para rehabilitar al deportista, analizar lo sucedido, tomar consciencia de sus actos y las consecuencias de los mismos y prepararlo para afrontar la vuelta a la competición.
¿Cómo se prepara un deportista sancionado por dopaje para la vuelta a la competición?
En la carrera del deportista, se producen varias situaciones que requieren intervención por parte del personal de apoyo al deportista desde distintos niveles de prevención: prevención primaria asociada a estrategias de educación en valores, prevención secundaria asociada a la detección de factores de riesgo que afectan a la vulnerabilidad del deportista y un tercer nivel de prevención, relacionado con la rehabilitación del deportista que recurre al dopaje.
Para evitar la rehabilitación del deportista, no debe existir una conducta de dopaje y por lo tanto, el proceso de toma de decisiones será una pieza clave para desestimar este tercer nivel.
En situaciones de tentación o de vulnerabilidad por factores internos o externos, el deportista debe tomar decisiones valorando las consecuencias legales, consideraciones sobre la salud, sociales y éticas que tendrá su acción a corto, medio y sobre todo, a largo plazo. Un deportista que recurre al dopaje coincide con un deportista con una mente cortoplacista que quiere soluciones para el hoy y el ahora, pasando por alto las consecuencias que su comportamiento pueda tener en un futuro próximo (medio y largo plazo).
Ahora bien, cuando esas decisiones son erróneas y el deportista elige la vía de escape fácil y recurre a la trampa se enfrenta a una sanción por dopaje: imposición de un periodo de suspensión por la infracción de la normativa antidopaje que mantendrá a ese deportista alejado de la competición y de los deportistas limpios. Al deportista que comete la infracción, se le permite la vuelta a la competición una vez haya cumplido la sanción impuesta.
Cuando se acerca el fin del periodo de suspensión, un momento de incertidumbre para el deportista, es necesario prepáralo para la vuelta a la competición. No solamente técnica, física o tácticamente, también requerirá una preparación psicológica de esta nueva toma de contacto pero con un pasado ensuciado por una conducta antideportiva contraria al deporte limpio y a la igualdad en la competición.
Cuando el deportista cumple sanción y se reincorpora a la práctica deportiva, llega el momento de reexposición: el público conoce que ese deportista ha incumplido con la normativa antidopaje. Éste empieza una etapa en solitario, con el apoyo de las personas más cercanas y profesionales del deporte de distintos ámbitos. Es un momento de transición al que cada deportista se enfrenta de forma distinta.
Es conveniente aprovechar el periodo de suspensión para rehabilitar al deportista. Prepararlo para la vuelta a la competición para evitar los efectos negativos sobre el estado emocional. El deportista, seguramente se enfrente a críticas, se le señale o se le recuerde su pasado de dopaje, capte el interés de los medios de comunicación, pierda la credibilidad de los nuevos resultados obtenidos,… Para poder disminuir la repercusión externa y, más importante aún, para el bienestar emocional del deportista, éste debe afrontar la sanción desde el reconocimiento y la explicación de la verdad.
Tratar la rehabilitación desde el valor del error permite a deportista reconocer el uso de sustancias o métodos prohibidos, admitir la conducta, analizar los motivos que le llevaron a recurrir a sustancias dopantes, aprender del error valorando los contras de sus actuaciones, viendo que esta decisión no tienen ventajas y que es una falta de respeto a gran escala. En este aprendizaje también es necesario valorar los errores de esa infracción: si bien tienen relación o pueden ser atribuibles a factores emocionales o bien por la ausencia de conocimiento de la normativa antidopaje. La rehabilitación del deportista debe pasar por un proceso de aprendizaje consciente desde el reconocimiento y desde la verdad, donde el deportista sea responsable de las causas y consecuencias de su decisión.
La aceptación de lo ocurrido y el reconocimiento facilitará su interacción con los distintos contextos a su vuelta a la competición, ya que permitirá que esos entornos sientan más empatía, y además beneficia al propio deportista ya que le permitirá normalizar la situación en un periodo de tiempo menor, teniendo presente que el proceso de disculpa y recuperación de la confianza y/o credibilidad nunca será inmediato.
Por lo contrario, un deportista que no explique la verdad de lo sucedido, o que esté constantemente buscando excusas para esconder la realidad, impedirá la consideración del resto de la comunidad deportiva por las dudas generadas.
Identificar las debilidades, causas y motivos de la acción de ese dopaje, ayudará a encontrar alternativas para tener presentes en situaciones futuras de vulnerabilidad, y ante estas, tomar una decisión acertada valorando las consecuencias de cada acción. La finalidad principal de la rehabilitación es facilitar recursos al deportista no vuelva a caer en conductas de dopaje y evitar reincidencias. Por lo tanto, la rehabilitación es una práctica imprescindible para el deportista y para el deporte.
Cierto es, que algunos de los deportistas descubiertos ahora en 2016 que se doparon en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, quizás en la actualidad ya no están compitiendo pero es muy probable que tengan relación estrecha con el deporte, o bien como entrenadores, coordinadores de escuelas deportivas, directivos de entidades, organizadores de eventos deportivos,… En estos casos, la rehabilitación por dopaje ha sido inexistente por lo que esa consciencia y análisis de lo sucedido no se ha llevado a cabo. Esta situación hace peligrar la integridad del deporte ya que sus conductas antideportivas se pueden trasladar en sus actuaciones actuales en el entorno deportivo.
SOBRE EL AUTOR
Berta Foch es psicóloga, coach del deporte y asesora de la AEPSAD.
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