Es muy gratificante ser padre de un niño que hace deporte. Es divertido verle jugar, competir, verle mejorar física y técnicamente y conseguir sus objetivos. Ser testigo de cómo se va formando como deportista y como persona. Pero, ¿qué podemos hacer para ayudarle?, ¿hacemos lo mejor para él?
¿Quién enseña a un padre a ser padre? ¿Y a ser padre de un deportista?, ¿y si además destaca? Es una tarea difícil y comprometida, y pocas conllevan tanta responsabilidad y más interés en hacerlo bien. Vamos aprendiendo con aciertos y errores pero contamos con algo básico, el cariño y el verdadero interés por los hijos. Pero en muchas ocasiones, el interés y la mejor intención no es suficiente para ayudarles en su carrera deportiva y lo que es más importante, en su crecimiento personal. Incluso a veces la conducta de los padres es uno de los mayores obstáculos que tienen que superar los jóvenes para lograr el máximo rendimiento.
Llevo años trabajando con padres de deportistas de formación, generalmente de alto nivel y en diferentes deportes, tanto individuales como de equipo, y en este tiempo he visto padres que realmente han sido un estímulo y una ayuda para sus hijos y que en muchos casos han sido fundamentales para una carrera exitosa en su deporte y en su formación personal. Pero también he visto padres que han supuesto la mayor dificultad a la que han tenido que enfrentarse esos deportistas y sospecho que en muchas ocasiones han sido la principal razón por la que no han destacado o logrado el nivel que prometían o que podían alcanzar.
Los padres son básicos, para bien o para mal, pero no deben ser los protagonistas. Si lo viéramos como una película, los únicos actores principales son los deportistas aunque los padres tienen un papel fundamental e insustituible. El resto, todos los que trabajamos con ellos en el deporte, podemos tener un papel más o menos importante y durante más o menos tiempo pero somos actores secundarios o extras e iremos cambiando y dejando más o menos poso. Los que no van a cambiar nunca su rol son los padres y sus hijos. Se puede ser padre de un deportista durante un año, dos, o veinte, pero seremos sus padres durante toda la vida.
Esta película es un trabajo de equipo y como en todo equipo hay un objetivo común aunque cada miembro tiene una tarea y unas responsabilidades diferentes. Debemos comprender cual es nuestro papel, qué debemos hacer para alcanzar ese objetivo y por supuesto intentar no interferir en el que tiene el resto del equipo.
La pregunta es: ¿Cuál es el papel de los padres?
Fundamentalmente el de apoyar y ayudar a sus hijos. Especialmente en los malos momentos por los que pasarán. Apoyar significa que sepan que estamos cerca por si lo necesitan, que les escucharemos cuando quieran hablar, sin obligarles si no quieren hacerlo, permitiéndoles que tomen decisiones y sobretodo manteniendo un equilibrio emocional en los buenos y en los malos momentos que a ellos les va a costar más conseguir.
La buena noticia es que la forma de ayudar a nuestros hijos deportistas es la misma sean o no de alto nivel. No hay que hacer cosas muy diferentes si destacan mucho en su deporte, simplemente debemos estar más atentos en este último caso por el mayor riesgo y el mayor estrés que supone el deporte de alto rendimiento. En cierta ocasión un deportista destacado me comentaba: “ mi familia es la que me pone los pies en el suelo y eso es lo que más me ayuda en mi carrera”.
Si aunque sea un deportista importante le tratamos como a cualquier otro hijo y le pedimos lo mismo, estamos valorando a la persona, al hijo, no al deportista ni en función de unos resultados como normalmente va a hacer la mayoría de la gente que le rodea. Le estamos trasmitiendo que el cariño y la valoración de sus padres no dependen de sus éxitos deportivos.
Deberíamos intentar en la medida de lo posible que nuestra relación con ellos y nuestros temas de conversación no se limiten solo a su deporte sino sobre otras cosas ajenas a él. De esta forma también le enseñamos a valorarse a sí mismo como persona y a ser capaz de evaluar su rendimiento y su conducta independientemente de los resultados, lo que será muy importante en su carrera deportiva o para conseguir un alto rendimiento en cualquier otra actividad.
El deporte de competición provoca un estrés psicológico inevitable y que los deportistas tienen que aprender a manejar. Según mejoran de nivel, los entrenadores les van a exigir cada vez más, la evaluación continua, la propia competición y ellos mismos con sus expectativas y objetivos, van a provocar una presión cada vez mayor por lo que otra tarea importante de los padres sería la de ayudarles a superarla y no añadir más.
En un asunto tan importante como este, deberíamos reflexionar de vez en cuando sobre como lo estamos haciendo. ¿Cual es mensaje que nos gustaría trasmitir a nuestro hijo?, ¿cuál es el que realmente le está llegando?.
Voy a poner un ejemplo: Antes o durante una competición, con la intención de apoyar, de animar, de quitarle presión o transmitir confianza a mi hijo le puedo decir : “tranquilo que estoy convencido de que lo vas a hacer bien”, o “ eres el mejor” , “ seguro que hoy ganáis,” “vas a meter 20 puntos”… Puede parecer que le estamos ayudando, sin embargo no sabemos lo que realmente piensa, que confianza tiene en sus posibilidades, sus expectativas, sus dudas. Además estamos hablando de deporte y pocas cosas son totalmente seguras, siempre puede haber sorpresas y hay que contar con los rivales, así que lo que percibe el joven quizás sea: “mi padre confía en mí, está seguro de que lo voy a hacer bien, pero yo no estoy tan seguro. Si no lo hago como él espera, algo estaré haciendo mal o no soy tan bueno como él piensa. Puedo fallar a mi padre ”.
¿Realmente le estamos liberando de la presión o estamos añadiendo más?
Otro ejemplo: Cuando después de una victoria o una actuación destacada o una derrota por dolorosa que sea actuamos de forma muy diferente y exagerada e incluso el ambiente familiar durante ese día varía en función de un resultado deportivo, estamos añadiendo una presión innecesaria y perjudicial.
Tengan el nivel deportivo que tengan nuestros hijos, debemos orientarles hacia la diversión, a la mejora del rendimiento, al esfuerzo y a un clima motivacional positivo. Todo esto es parte del papel de los padres en el rodaje de esa película y la mejor manera de ayudarles a conseguir su máximo nivel. Y lo mejor es que además de ayudarles podemos a la vez disfrutar y divertirnos con la participación deportiva de nuestros hijos.
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